PIPIRIGÜA Y PELIPELUDA: UNA HISTORIA NECESARIA QUE NO NOS GUSTARÍA TENER QUE CONTAR.

«De esta forma, habrá quienes se quedan con la melodía de la narración, quienes se detengan en el universo de lo gráfico, y quienes se concentren en las capas de lectura de la trama«

Pipirigüa y Pelipeluda son los nombres de dos pequeñas ratonas, quienes se dan cuenta de que una de sus amigas está pasando por una situación de abuso y la ayudan a hablar.

Cuidadosamente escrito, es notorio cómo la autora Patza Lagos reflexiona sobre cada detalle de la trama para que Pipirigüa y Pelipeluda sea un cuento que aporte en la formación emocional y ponga en la conversación la temática del abuso sexual sin dejar de ser una experiencia de calidad literaria.

Está narrado en un lenguaje poético musical, que no se deja teñir por la tensión del tema y mantiene firme un temple amable que permite también el humor:

“Se conocen desde que iban a Jardín Inrantil,

porque todo es con rr en idioma ratonil»

Este juego sonoro, que incluye recursos literarios como las rimas y la repetición, pone en valor tanto la forma como el fondo de la historia, considerando así al público objetivo (primera infancia) y siendo respetuoso con los ritmos individuales de comprensión de cada niño y niña a quien se le comparta este cuento. De esta forma, habrá quienes se quedan con la melodía de la narración, quienes se detengan en el universo de lo gráfico, y quienes se concentren en las capas de lectura de la trama.

Resulta muy interesante identificar el tratamiento de los personajes.  Las protagonistas se presentan en las primeras líneas:

“Pipirigua y Pelipeluda

Dos ratoncitas muy agudas

No dan abrazos y ni dan besos

Aunque les ofrezcan un gran queso”

Y un tercer personaje, Teresa, es presentado desde la acción “Viene de un lejano país llamado Rusia” y desde lo visual. Gracias a las hermosas ilustraciones realizadas por la artista Shantal Andrada, nos enteramos de que es una ratona risueña, a la que le gusta jugar y se siente muy a gusto en su nuevo entorno. Y esta información gráfica es la que nos permite notar la evolución del personaje, cómo transita desde la alegría a la tristeza, pasa por el miedo y recupera su sonrisa después. Considerando que Teresa es un personaje secundario, es riquísimo el aporte de su evolución que da consistencia y verosimilitud a la historia.  Lo que evidencia la personalidad de las protagonistas son sus acciones frente al problema que manifiesta Teresa. Esto pone en valor a aquellas amistades que son capaces de ver las señales sutiles que lanzan, como discretas bengalas, quienes están en situación de abuso.

Un cuarto personaje es la figura de la persona adulta que contiene y realiza acciones concretas de ayuda, encarnada en Dora, la profesora.

“Sabían que en ella podían confiar

Y que a Teresa iba a ayudar”

Este personaje es presentado mediante sus acciones como un ser comprensivo y muy capacitado para abordar respetuosamente un proceso como este. Conversa con las protagonistas bajando su cuerpo a la altura de las ratonas, demostrando así una comunicación horizontal. Se sienta junto a Teresa respetando su espacio personal, reforzando mediante este gesto la importancia de los límites, y es quién realiza la acción hito: hablar con los cuidadores (madre y padre).

La figura del abusador “El ratón filudo” es presentado mediante el relato de Teresa y de él sólo vemos parte de su cuerpo en la ilustración, como si estuviéramos mirando la escena desde los ojos de un ser pequeño. Es una ilustración oscura, llena de miedo, con una madre que no se entera que está siendo usada como un escudo. Tanto el texto como la ilustración, refuerzan la idea de que el abusador no es foco el atención y debemos centrarnos en la persona abusada. Es por eso que no se le ofrece voz propia a este personaje y no nos interesa qué sucede con él al finalizar el cuento. De esta forma, se evita la sensación de que somos responsables por el destino de este ser, lo que puede provocar culpas cuando se trata de seres con vínculos afectivo (familiares, amistades cercanas), como suele suceder.

La narración transita simbólicamente por detalles estudiados sobre el proceso de acompañamiento a una persona que está siendo abusada.  Observamos un acercamiento respetuoso que considera el silencio. También existe un espacio físico que representa el lugar seguro, un sitio de confianza en el que compartieron juegos y risas primero, que fue guarida escondite en la tristeza, que luego fue el espacio en el que se verbalizó el problema y el lugar al que acudió la profesora cuando quiso ayudar. Estar en el espacio de confianza tiene mucha importancia para las personas en situación de abuso y contar con él puede ser de gran ayuda para decidirse a hablar. En este cuento se representa en un pequeño sitio entre arbustos en el patio del colegio. Por otro lado, hacia el final de la historia se propone una recuperación lenta que culmina cuando vuelve a ser quién antes era:

“Con el tiempo, la alegría de Teresa volvió a renacer

y nuevas historias dió a conocer”

Dejando claro que no es mágico ni veloz el proceso de reparación emocional de una experiencia de abuso, pero que es posible cuando hay apoyo y contención.

Por último, destacar que es un cuento hermosamente ilustrado que comunica también a través de simbolismos visuales, siendo la figura de juguete mamushka un elemento de gran potencia narrativa que acompaña con las expresiones de su rostro todos los procesos emocionales de Teresa. Que se rompe cuando ella se rompe, que desaparece de escena cuando ella desea estar en soledad, que es recogido y abrazado por la profesora cuando están conversando y que es reparado por sus amigas, apareciendo en la lámina final junto a los juguetes de las protagonistas, con rostro sonriente y con un parche en el corazón, indicando así que los abusos se superan, pero dejan cicatrices.

Sobre las autoras:

Patza Lagos: Vive en Horcón, entre el bosque y el mar. Desde allí escribe historias para la niñez y cuenta cuentos con su corazón. Es profesora, sonidoterapeuta y estudiosa de la literatura infantil y el poder de los cuentos. Pipirigua y Pelipeluda es su primera publicación.

Shantal Andrada: Vive en el puerto de Valparaíso. Ilustradora, creadora y profesora. Dibujante de cómic y muralista. Ha explorado diversas técnicas y soportes, destacando en el uso de acuarelas y dibujo digital.  Puedes conocer más de su trabajo en @shantalix

Si te interesa conseguir un ejemplar (disponible sólo en formato kamishibai) puedes escribir a caletadecuentoshorcon@gmail.com

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